martes, 27 de enero de 2015

Falsa modestia.

-Hoy, pregunto yo.

¡Qué miedo! ¿Y para qué, si lo sabes todo?

-Me entretiene hablar con mis hijos, y, especialmente, con los seres humanos. Su retorcida mente es fascinante.

No se si me siento ofendida o halagada...

-Ahi voy. ¿Por qué una mujer occidental, termina adoptando una filosofía china con la que es imposible que tuviera contacto alguno?

Eso es simple: Internet.

-No me refiero a eso, chiquilla. Me refiero a por qué, de todas las opciones de poniente, ninguna te satisfizo, al punto de llevarte a buscar la verdad al otro lado del mundo.

Hmmmm...

-¿Pregunta difícil?

No. No es eso... creo que es por la falsa modestia.

-Me gustó ese concepto. Explícate.

Como bien sabes, yo estudié magia durante bastante tiempo. Según yo, mi interés era puramente el conocimiento, sin embargo, el estudio de la teología me hizo darme cuenta de que era una auto trampa. Yo, al igual que todos, buscaba el poder. Poder sobre el fracaso, sobre el dolor, sobre el abandono, sobre la muerte... sobre el miedo...

-Interesante conclusión.

Entonces pensé: ¿Y por qué tendríamos que tener poder sobre algo? ¿Hicimos nosotros, acaso, el cielo y la tierra? ¿Qué hemos hecho bueno nosotros por los demás seres?
No somos más que una extraña raza de primates.

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