sábado, 25 de agosto de 2018

Aunque duela.

Ahora sí que te abandoné jejeje.

-O no, en realidad me sigues buscando, como siempre.

No habíamos conversado desde que perdí al último bebé. He estudiado mucho, quizá para entender o para consolar. Pero me ha servido. Finalmente esas pequeñas chispas de luz que no alcanzaron a recibir una alma completa, me corrigieron.

-Ese lenguaje es nuevo para ti.

Sí, lo es. Es tu lenguaje ¿no? el hebreo.

-Mi lenguaje es el que tú necesites para llegar a mí. Símbolos, letras, palabras, sólo sirven en función de los conceptos que expresan.

Hay muchos conceptos que no entiendo. El profesor dice que eso no importa, que la comprensión de la verdad no es intelectual, sino intuitiva. Pensé en seguida en el tarot.

-Tiene razón, tu profesor. La intelectualidad no puede aprehender la verdad. Sólo puede vivirse con todos los aspectos del alma humana. El tarot, puede ayudar a lo mismo, claro. Siempre que lo intenten.

Me pasa lo mismo que a ti. A veces veo las preguntas que hacen y me desespero.

-No te equivoques. Ninguna pregunta es tonta, llenan una carencia. Algún día cada uno de ustedes debe darse cuenta de que el problema no es la pregunta ni la respuesta, sino la carencia que hay detrás. Muchos recién se dan cuenta cuando están cercanos a la muerte, o cuando pierden a sus bebés...

...

-No quería ser cruel. Sólo recalcar el hecho de que te ayudó a iniciar una búsqueda, cuando pensabas que ya estabas resuelta espiritualmente.

Fui tonta. Fue igual que cuando empecé a relacionarme con tarotistas del mundo anglo: me di cuenta de que no sabía nada. He aprendido tanto, pero lo principal, es que aprendí que todo lo que sabemos es parcial y está en constante evolución. Mis hijos me enseñaron eso. Todos.

-Nunca dejes de buscarme.

-Nunca dejes de llamarme. Aunque duela.