sábado, 15 de noviembre de 2014

Una, otra o ninguna.

Pero entonces, lo que estás diciendo, es que no existe una religión verdadera.

-Por el contrario, lo que estoy diciendo es que todas son verdaderas. Es como lo que ocurre al conocer a una persona, unos lo verán según su género, otros según su profesión, otros según su lugar en la familia. Cada cual será una visión real, pero incompleta. Así son las religiones.

No importa lo que crea, dices.

-A ti te importa.

Pero las religiones no son para nosotros.

-¿Y para quién van a ser? Las religiones no son para mí, son para que los hombres se sientan cerca de mí. Yo no necesito que ustedes me demuestren que están ahí, yo estoy siempre. Son los humanos los que necesitan tener algo de que aferrarse.

Cierto.

-A cada uno de ustedes le he entregado una semilla de iluminación. Cada uno tiene una historia y una estructura mental que lo lleva a inclinarse por una religión, o por otra, o por ninguna. Es la interacción de aquellas realidades la que encierra la verdad. Está allí, pero hay que estar dispuesto a verla, porque a veces no será fácil de aceptar.

Osea la verdad se muestra en la intersección de las religiones.

- La verdad se encuentra en la intersección de las personas, o más ampliamente, de los seres. Los ateos aportaron al derrocamiento de las teocracias, que, repito, no son mi ideal de vida humana. Y los agnósticos les recuerdan que siempre es más lo que ignoran que lo que saben. Los animales viven en armonía conmigo, y su vida podría ser ejemplo. Los filósofos chinos usaron el cielo, la tierra y el agua como ejemplo... está por todas partes.

¿Y por qué cuesta tanto verla, entonces?

-Cuando la veas, lo entenderás de inmediato.

Malvado....

-Travieso, diría yo.

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