sábado, 22 de noviembre de 2014

El miedo fundamental.

¿Por qué la vida pasa tan rápido? Parece que fue ayer que andaba en bicicleta en el patio, cantaba en el coro del colegio y soñaba con ser pintora.
-¿Y? ¿Tienes una mala vida ahora?
¡No! En lo absoluto. Es sólo que si hubiera sabido...
-¡Por todos los cielos! ¡qué gusto tienen los humanos por ese tipo de preguntas absurdas! Si hubiera sabido... Qué habría pasado si yo... El presente es resultado del pasado ¡lógico que todo sería diferente si supieran lo que va a suceder! ¡Por eso es que no lo saben!
No te enojes, es sólo que a veces tenemos miedo del futuro. Nuestro tiempo no es inagotable como el tuyo, nosotros vivimos en una carrera contra el reloj y además, nos equivocamos constantemente. Sentimos que nos queda poco para nosotros mismos, que la vida no es más que vivir para trabajar.
-Tú no tienes de qué quejarte. Vivir de esa forma es algo que ustedes han escogido. Siempre podrían tener una existencia sencilla, sin embargo, poco a poco han ido fundando el sentido en los objetos más que en las relaciones. Y sufren, pero por su insistencia en vivir equivocadamente.
No es fácil salir del sistema.
-Es cuestión de voluntad y carácter.
Pero ayudarme, al menos di qué puedo hacer para quitarme esta sensación.
-Piensa que la vida es cada momento, toda emoción, toda experiencia. No importa si la consideras buena o mala. El sentido de la vida es la vida misma, es aprovechar al máximo esos dos días que dura la vida humana para reír, llorar, discutir, comer, bailar, contemplar la belleza y por sobre todo amar. Amar a otros seres humanos, amar a otros seres vivos. El error del hombre que lo ha llevado a la miseria en que vive es que, cuando tuvo conocimiento suficiente para descartar las cosas en que habían creído sus antepasados, perdió el sentido de la existencia y nunca más logró encontrarlo. Desde entonces trata de llenar ese vacío. A veces lo hace con objetos, seres inertes que no pueden darle ningún fundamento, nada más allá de un placer efímero; otras ocasiones con su orgullo henchido de conocimiento científico; otras, con poder, poder que le ayuda a controlar el terror que tiene a sufrir... otros, simplemente han optado por cerrar los ojos al conocimiento humano y continuar con las antiguas creencias, sin embargo las han deformado para curar cada cual sus propias heridas y han perdido la esencia del sentido. Ya no escuchan mi voz. Ya no contemplan la existencia. Ya no aman.

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