viernes, 6 de marzo de 2009

El capillismo. Los "mandos medios" de la iglesia.

Este país es curioso, todos lo sabemos. En este país todo funciona al revés y lo más divertido es que nos terminamos acomodando a eso, somos "flexibles". Y una de esas realidades bizarras a las que nos hemos acostumbrado es al fenómeno de los "mandos medios". Ese tipo que es algo tan indefinido como "administrativo" y que se encarga eficientemente de que no logres hacer nada. Si parece que su pega fuera dificultar los trámites, y además, nunca sabe nada de lo que se supone debería saber y termina preguntando y derivándote a otros... pero ahí está pues, y hay que enfrentarlos todo el tiempo porque no puedes llegar a ninguna parte si no pasas por ellos.
Hace tiempo quería comentar mi experiencia con este fenómeno eclesial que funciona al margen de la institución visible, pero que tiene tanto o más peso que la misma: El capillismo, que son en cierta forma los mandos medios de la iglesia.
Todas las parroquias lo viven, y es claramente identificable, suelen ser los "pierdete-una" de la parroquia, los que hacen todo y generalmente viven con una cara de aproblemados por los grandes sacrificios que hacen por la iglesia, pero cuando alguien desconocido se ofrece para entrar en el círculo a ayudar se convierten en una orden hermética con más iniciaciones que la masonería. En mi experiencia personal suelen ser personas mayores, pero no puedo asegurar que sea en todos los casos.
Los mandos medios, que hicieron que nuestro pueblo se habituara a aguantar las irregularidades e ineficiencias de los sistemas, funcionan en la iglesia en estos capillistas que, por acapararlo todo y actuar como si tuvieran más derecho de estar ahi que cualquier otro, funcionan como unos verdaderos espanta-fieles. Es que fuera de que son un círculo cerrado que habla de realidades inimaginables para el feligrés común, siempre tienes que preguntarles a ellos de todo, pero nunca saben nada. Cuando hay algo que hacer, un cargo que llenar, se lo reparten entre ellos. Le temen a la juventud, le temen a la innovación y le temen al conocimiento. Quieren que participes, pero no mucho. Quieren que te integres, pero no muy adentro. Quieren que conozcas a Dios, pero no más que ellos. Conservan esa imagen de la iglesia que desde el vaticano han tratado muchas veces de eliminar: esa iglesia distante, de gente puritana, conocedores de la ley... los fariseos del catolicismo.
Pero cuando el fenómeno llega a su punto máximo es cuando a la parroquia le toca un sacerdote que cual "patrón de fundo" le pide a sus capataces que le ayuden a mantener las cosas bajo control. Entonces el capillismo alcanza su máximo poder, y la feligresía su mínima expresión.
Cuando quieres informarte, te encuentras con estos horripilantes seres, que son, lamentablemente, el rostro visible de la iglesia. Comprendo la efervecencia evangélica cuando le miro la cara a esta gente, si no tuviera el conocimiento que tengo, seguro sería evangélica también.
Pero, hay esperanza: Esa no es la doctrina de la iglesia. El magisterio no contempla ni patrones de fundo ni mandos medios, esa es una maña de nuestro pueblo. De hecho, la iglesia comprende que su misión es llevar el evangelio a toda la gente, y aunque es bastante imperfecta la política aun, el Vaticano II es claro en cuanto a qué lugar le corresponde a cada miembro de la iglasia, y eso nos incluye a todos, especialmente a los no-capillistas.
Si vas a una capilla y te encuentras con ellos, dale una segunda oportunidad a la iglesia católica, ve a otra parroquia o Únete a otro movimiento.

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