miércoles, 4 de septiembre de 2019

La búsqueda del tesoro.

-Te desapareciste otra vez, ingrata 😂

Lo siento, no es ingratitud, me acuerdo de ti y te bendigo todos los días.

-Lo sé, hija... pródiga ¿qué vienes a contarme hoy?

He dejado la escuela de kabbalah en la que había entrado. Me ha costado mucho tomar la decisión, ya que no sabía si era un asunto de ego mío, o de ellos.

-Ambos, diría yo.

¿Ambos?

-Sí, ambos. ¿Cuál es el problema para ellos en que tú sigas tu camino y cuál es tu problema con el camino suyo?

No es que yo tenga un problema con su camino...

-No me puedes mentir 😅 sí que lo tienes. Te molesta que ellos funcionen como funcionan, desde tu perspectiva erradamente, y que aun así eso haga feliz a algunas personas. Y eso a ellos no les acomoda porque entonces toda la verdad que han construido no es infalible y eso es aterrador. No estás en lo correcto ni equivocada, sólo te estoy diciendo que eso no era para ti, porque te he formado para otras cosas, y por eso es que no te sentías feliz allí. Pero los que se quedan sí que fueron hechos para eso, y su aporte en el mundo es en ese camino que es la verdad para ellos, porque sí es su felicidad aunque no sea la tuya.

Parecías muy contento con que estudiara kabbalah.

-Estaba y estoy contento, pero no por la kabbalah, sino simplemente porque me buscaste, y me encontraste. Pero ahora debes ir por otra pista. Es como la búsqueda del tesoro, vas buscando y encontrando pistas, así es el juego.

No parece un juego para nosotros.

-Porque son demasiado serios. Y en vez de observar y aprender de lo que ven, quieren imponer sus conjeturas al mundo. Por eso es que están divididos, anulados y en caos, en conflicto e infelices: si fueran realistas se darían cuenta de que la única verdad es que siempre hay diferentes verdades, lo único perfecto es lo que es y como es, y lo único permanente es el cambio.

¿Me darías alguna pista de mi camino?

-¿No te basta con las que ya te he dado? Eres ciega.

Sí, más ciega que un topo. Siempre me hallo perdida y con esa sensación de que tengo la verdad frente a mis ojos y soy incapaz de verla.

-Bueno... no eres tan ciega después de todo.